miércoles, noviembre 28, 2007

Con mis letras a otra parte...


Hoy dejo esta casita virtual en la que tantos momentos he pasado.
Me mudo. Parece mentira. Tantas cosas lo parecen que ya no sé ni qué opinar. En fin.
Voy a darle un repasito que no me deje nada en el tintero, a ver...¿Ventanas cerradas? ¡Si! ¿Frigorifico desenchufado? ¡Si! ¿Gas cerrado? ¡Si! ¿Lo llevo todo? Si. ¡Pues ale!
Cierro la luz del recibidor, me miro el blog un segundito, saco las tupidas maletas al rellano, y cierro la puerta encantada y agradecida.
Ha sido un placer.
En el buzón dejo un post-it con mi nueva dirección:
www.librodearena.com/airuna/blog
Allí os espero,
Besos!

martes, noviembre 27, 2007

¿Puede ser él?

"Piensa, piensa, piensa, Airuna....¿quien es, quien es?"

Esto me repetía yo, esta mañana, al salir del metro de Sagrada Família. Acababa de atravesar las puertas metálicas que separan la estación, cuando, justo en el primer escalón de la escalera que lleva a la calle, he visto bajar a un señor cuya cara me ha sonado familiar...

"¿Quien es? ¿Quien? ¿quien? ummm, piensa, piensa, piensa..."

Me he quedado parada viendole pasar por mi lado, sin hacerme caso alguno, absorto en su tarea de localizar el bonometro. Justo en el momento que él ponía su billete para entrar, se me ha encendido la bombilla: ¡El profesor Serrano! ¿Puede ser?

Rápidamente he desandado mis pasos y, antes de que se perdiera entre la multitud, le he llamado: -¡Perdone!!perdooone!- En ese momento, él acababa de traspasar las vallas, en el sentido opuesto al que lo acababa de hacer yo. Me ha dirigido su atención, desde dentro, interrogándome con la mirada, mientras yo, corriendo, llegaba a su vera y le preguntaba: -¿Es usted el Sebastià Serrano?-Su sonrisa ha precedido al sí. Yo, muerta de vergüenza, le digo -¿Podría firmarme mi libro?- Y le he acercado el libro que me estoy leyendo, del que ya os hablaré en otra ocasión. En serio que nunca habíap edido un autógrafo a nadie. Me ha mirado estupefacto, ni siquiera se había detenido aún, pero le he insistido un poco -"Por favor, Por favor"-.

Deberíais haber visto lo contento que se ha puesto, -Como no- me dice, y buscando en su cartera un bolígrafo, me ha preguntado mi nombre. Luego, él dentro y yo fuera de la estación, me ha firmado un curioso autógrafo, tras lo cual y siempre sin dejar de sonreír, me ha pedido un beso. Le he dado dos, encantadísima y haciendo equilibrios por encima de la valla de la estación. "Me voy a la universidad, que tengo clase ahora" me ha contado él mientras ya se iba. "Mil gracias" le he despedido yo marchandome también.

Y así, más contenta que contenta, he llegado hoy al despacho, dónde, con solo cruzar la puerta he soltado la aventura del día, fardando de mi autógrafo: "Airuna, amiga, para tí todos los signos de mi afecto. De corazón, recibe un abrazo. Sebastià Serrano"

lunes, noviembre 26, 2007

Espérame, Soledad

Susana cerró el ordenador y acabó de recoger lo que quedaba en su desordenado escritorio después de una dura jornada de trabajo. Eran casi las nueve de la noche. Tras despedirse de Marta, la recepcionista, salió a la calle sin apenas darse cuenta que había olvidado ponerse la chaqueta. Tenía ganas de abandonar el edificio, como si esperara encontrar fuera, lejos, un poco de oxígeno. Llevaba unos días que le costaba respirar.

La diagonal estaba abarrotada de tránsito. Las luces de Navidad, recién colgadas en las calles, intensificaban la sensación de bullicio. Ladeó la plaza Francesc Macià, y se fue directa a la parada del autobús. Con un poco de suerte llegaría a su casa antes de las nueve treinta. Tiempo justo para darse una ducha rápida y cenar algo ligero delante del televisor. Puede que, si Carlos, su compañero, estaba inspirado, le sorprendiera con alguna animosa charla. Aunque seguramente lo más interesante que le contara se resumiera en un “menudo-día-hoy”. Pues claro. Hoy, y ayer, y el otro. Lo de hacer el amor, ya mejor ni lo soñaba. Estaba rendida. Y él seguro que también. Para variar.

Llegó el autobús repleto de gente. Le pareció que hasta las puertas se habían abierto de mal humor, aunque puede que estuviera un poco sugestionada por los malos modales del conductor. Pasó apretujándose entre el gentío. Olía a martes pesado a punto de acabar. O sea: mal. Mientras observaba cómo una chica embarazada se sentaba en la silla que acababa de ofrecerle, a regañadientes, un señor de mediana edad, se convenció a sí misma que eso de tomar asiento iba a ser del todo imposible. Así que se agarró a una de las barras verticales que tenía a su derecha. El autobús arrancó con la misma mala leche de la que hacía gala su conductor.

El trayecto no fue nada del otro mundo. En la parada de Paseo de Gracia hubo un pequeño alboroto, porque la puerta trasera no se abría y nadie podía abandonar el autobús. Cada día la misma historia. Puede que lo hagan adrede, pensó. Para despertarnos, que la mayoría tenemos un semblante a ésta hora que no se puede ni mirar!. Tres paradas para llegar a casa. Sacó del bolso su teléfono móvil. Ninguna llamada perdida. Ningún mensaje pendiente. ¿Es que no había nadie que pensara en ella?. Ninguna noticia en todo el día de Carlos, su novio. Desde el domingo, cuando se enfadó con sus padres, no había vuelto a saber de ellos. Y Paula, su amiga, parecía haber desaparecido hacía más de una semana. Nada. Guardó el móvil y apretó el botón de solicitar la parada.
Bajó del autobús absorta en sus pensamientos. Quizá solo era eso. Miedo a la soledad. O quizá no fuera miedo, sino soledad a secas. De esa que va calando poco a poco en el alma, en el cuerpo, en el recuerdo y hasta en la sombra. La soledad es una invitada escondida, se dijo. Se presenta cuando una menos se lo espera. Y ahora le parecía verla justo enfrente de ella, al otro lado de la acera. No hizo falta ni darle las buenas noches. Qué detalle que alguien fuera a esperarla a la parada de autobús, pensó cínicamente.

lunes, noviembre 19, 2007

Paradoja de Olbers, lo desconocía.

Noche estrellada, de Vincent Van Gogh
http://airuna.blogspot.com/2006/11/cuanto-ms-lejos-miramos.html

domingo, noviembre 18, 2007

¡Flipax Presenta!

Menuda cena la de ayer...Se presentaba la noche tranquila. Pizza y ratito compartido en petit comité. Compañía de la buena y a casa temprano, o eso me pensaba. Pero ya se sabe que los planes y yo andamos de riña últimamente, así que en los postres "Airuna and company produccions" nos asaltó por completo. ¡Qué guay me lo pasé! Debo confesar que, para fastidio inicial de Sara, Carlos y yo teminamos ploteando lo menos dos docenas de historias. Llegó un punto tan emocionante que hasta Sarita, a la que asignaremos la secretaría de relaciones públicas en nuestro Flipax S.L., hasta élla digo, que es la más escéptica con esto de mi deria de tecletear, confesó que la trama estaba de un intrigante escandaloso. Viendo su reacción ante el espectáculo que estábamos protagonizando mi queridisimo mentor de sombras (Carlos) y yo, llegué a creer que tenemos un argumento bueno entre manos. Así que en cuanto pueda miraré de estrujar mis castigadísimas meninges para darle forma y sentido a la pedazo de história que ayer, mano a mano, tegimos con los cafés. Ostia, qué guay. Lo vereis en pantalla próximamente en los mejores cines. Y sino, al tiempo. ;-)

jueves, noviembre 15, 2007

"El celler" o "La bodega", de Noah Gordon


Soy de la opinión que en esta vida todas las cosas llegan para algo. Las personas, los conflictos, las sorpresas, los amores, los imprevistos, las crisis: siempre aparecen en el momento debido, aunque tal vez no entendamos el porqué hasta mucho despues. Incluso con los libros, eso pasa. Por lo menos a mí.
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La bodega (o "el celler", en su versión catalana) es una historia muy bien escrita, que pasa bien. Sencilla. Amena. Más entrañable que intensa. No es de esos libros que te engancha, ni te desvela tampoco ninguna noche. No. Pero sí que es verdad que uno siempre tiene ganas de pillar el libro un ratito y ver cómo va el viñedo. Está muy bien. Es una história faldera, en el sentido que hace compañía. Aterciopelada, por que acaricia bien. No hay grandes sobresaltos ni líos que quiten la respiración. No. No va por ahí la cosa.
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Como decía, este libro me ha venido en el momento adecuado. El protagonista encauza su vida poco a poco, casi a tientas. Por intuición. Sólo sabe una cosa: quiere hacer algo bueno, crear algo que valga la pena. Y tambien sabe otra: para conseguirlo, todo no vale. Hay una ética en las cosas. No busca la fama, ni la glória, ni la fortuna. Busca su orgullo personal. En este sentido, me ha encantado. Un empujoncito caído del cielo que me viene muy bien. O sea que gracias por el toque en el hombro: mi ángel de la guarda siempre está en todo. Él sabe a qué me refiero ;)
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Aquí os dejo un mordisquito de "la bodega", como va siendo ya costumbre. En él se sintetiza lo que más me ha gustado de esta novela. Poco tiene a ver con la trama, como ya he comentado antes. Allá va, en una traducción personal del catalán. Espero que os guste el trago:
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"-¿Qué haces?- le preguntó Maria del Mar, consternada, al verle podar el viñedo.
- A menos brotes, más fuerza y sabor para la uva. Quiero hacer vino- Respondió José.
- Ya hacemos vino.
- Pero yo quiero hacer vino de verdad, un buen vino que la gente se quiera beber. Si lo consigo y lo vendo, puedo hacer mas dinero del que gano vendiendo vino malo a Clemente (para hacer vinagre).
- Y ¿qué pasará si el vino no te sale tan bueno? Te arriesgas demasiado, desdeñando en la poda tanta uva! Eres demasiado ambicioso. ¿Nunca vas a conformarte? Eres un payes, como todos los de Santa Eulalia. No sé por qué no lo aceptas. Demasiada suerte has tenido hasta el día de hoy.
(...)
José continuó podando el viñedo. Las palabras de Maria del Mar se le repetían en los oídos, pero sabía que estaba equivocada. Él no tenía grandes pretensiones, sólo quería hacer un buen vino.
Con todo, si lo pensaba bien, debía confesar que había algo más. Si el vino le salía malo, quizá pudiera aprender a hacer un buen vinagre. Por lo tanto, tuvo que aceptar la evidencia que se moría de ganas de hacer algo que resultara un buen producto."

miércoles, noviembre 07, 2007

Por si desaparezco, o parece un accidente...

Madre mía del amor hermoso! Esto de escribir va a acabar conmigo. Lo de hoy ha sido el novamas...
Resulta que hace unos días cambié de bareto para ir a desayunar a media mañana. Casi al lado del despacho unos italianos han pillado el traspaso de una pequeña cafeteria a la que le han sabido dar un toque bohemio que hace que una menda agradezca saborear allí el kit-kat de las once, ya que con tanto ajetreo en la oficina la verdad es que mola desconectar un poco. Bien, hasta aquí nada espectacular.
El tema es que mientras mastico suelo echar un vistazo a la prensa del día. No muy a fondo, que ya sabeis que me pone mala en exceso: solamente leo lo justo. Vale. Por lo general, recojo la vanguardia de entre un montón de diarios pasados, revistas gratuitas, y suplementos de todo tipo. He llegado a la conclusión que el chico del bar tiene allí el depósito de periódicos para hacer bonito. La verdad es que resulta familiar hasta pillar lo que uno va a leer, en serio.
Total: que ayer va y aparece una noticia guay en segunda plana. Y cuando digo guay me refiero a que era una notícia de esas que suelo recortar y guardar en la carpeta de "cosas que pueden servir para teclear algo medio decente algún día". A saber, la notícia era la detención de un capo de la mafia en Sicilia, y hablaba tambien de su succesor dentro de la organización: un pajarraco joven y despiadado que probablemente (segun las fuentes de la Vanguardia) a día de hoy debe ser ya el Padrino, visto que la poli había pillado al que hasta ahora mandaba. Ups -me dije- Tengo que comprar la Vanguardia. Y claro: me olvidé.
No pasa nada, Airu - he pensado esta mañana- Cuando vayas a desayunar seguramente estará el diario de ayer, se lo pides al chico y se acabó. Un eurillo que te habrás ahorrado. Pero no. Va y cual es mi sorpresa cuando llego al chiringuito, pido mi bocata y mi cortado, dejo mis cachibaches otoñales en la silla, me dirijo al montón de prensa y ¡sorpresa!: ni rastro de la Vanguardia de ayer. Lo he mirado dos veces: estaba el diario de hoy, el del lunes, el del miercoles pasado, el suplemento del motor, y el veinte minutos de no sé qué día. Pero del de ayer ni rastro. Es la primera vez que no estaba el diario de ayer. Mientras suplicaba al cielo que no hubiera terminado mi notícia en las baldosas del bar despues de fregarlas, le he preguntado al tío a ver si tenía la Vanguardia de ayer en alguna parte, y va y me dice:"mmmm...pues no sé, a ver que mire si está dentro". Yo rezando mientras atacaba con el bocadillito, y para suerte me saca el diario. ¡Menosmal!, me he dicho. Pero las sorpresas no habían hecho más que empezar, porque va y le digo, segurísima de no encontrar oposición alguna por su parte, digo: ¿Puedo recortar una notícia? Y el chico, que es muy amable siempre conmigo, en lugar de decirme "sí, tanquila, ya te lo puedes quedar entero" Va y me contesta: "Depende de cual". Ups. Le señalo la que hablaba de la mafia, y me responde con su acento siciliano: Justamente esta no. ¡Casi me atraganto con el jamón!
Se ha producido un silencio un poco incómodo, la verdad. Supongo que los dos nos preguntábamos por cual sería el interés del otro en guardar esa notícia. Seguramente, yo con más recelo, no olvidemos que él es de allí. Así que he negociado con él que me dejara el periódico para hacerme una fotocópia a lo cual ha accedido. Es que lo quiero para escribir- le he dicho, esperando a ver si él me comentaba sus motivos. Pero qué va, el tío callado. Y yo "ya verás tú, ya verás tu...".
Total: me he largado a hacer la fotocópia mientras él me preparaba el cortadito. Vale. Y al regreso, mientras yo echaba el azúcar al café no he podido resistir la tentación de abordar sus motivos. Le digo :"¿que guardas todas las notícias de la mafia?". Toma. He pensado conforme salían las palabras por mi boca: Airu, eres chica muerta. Va y me dice: Si, es que escribo guiones. (qué casualidad, he pensado.) Entonces ha empezado a contarme que él es de allí y que recuerda las historias que le contaba su abuelo sobre la mafia, y me ha contado un par, y yo flipando con el desayuno matutino de hoy, como bien os podeis imaginar.
Al rato me dice ¿sabes qué es esto? Y hace ademán de sacar una cosa de debajo de la barra, yo ya pensando que sería una recortada del calibre 22 o véte a saber. Pero no. Me muestra un artilugio redondo, delgado, de metal, con un pincho raro. Digo, ay la madre, que esto va a ser algo para torturar o ya verás. Le contesto: "no lo sé. ¿de qué se trata?". El tío va se lo acerca a la boca, sopla y-aunque yo no he escuchado nada- me dice que es un instrumento musical que los mafiosos usaban antes (hace mil años) en sicilia. Dice que cuando las gentes de allí escuchaban por la calle ese instrumento, sabían que era de algun mafioso que se disponía a matar. Entonces, la consigna era meterse cada cual rápidamente en su casa y hacer oídos sordos a cualquier disparo o grito que escucharan. Al rato ya podían salir y allí nadie se había percatado de nada. Tal cual, en serio. El trabajo que me ha costado hoy dejar la charla y volver a mis temas laborales, sólo lo sé yo. Y cuando llego al despacho y suelto la aventura del día va y me dicen: "¿estas loca? Como sea realmente de la mafia, tienes los días contados."Menudo cachondeo se ha organizado, para variar.
En fin, que una no puede ni ir a desayunar tranquila. Claro, que mañana tengo que volver allí y actuar con naturalidad, no vaya a ser que despierte sospechas al capoletto que cada mañana me sirve el desayuno...lo que no me pase a mí. O sea que si me pasa algo, ya sabeis de dónde proviene la casualidad: de cianuro en el café. Qué pena morir tan joven. Eso me pasa por tacaña: si ayer hubiera comprado la vanguardia nada de esto me habría sucedido. Lo que son las cosas.